STATEMENT
My artistic practice stems from my interest in the emotional and symbolic mechanisms that shape identity, and in the ways in which we relate to ourselves and the invisible. Using digital drawing, collage, linocut printing, mono printing, drawing and painting — mainly in acrylics and watercolours — I explore how emotions and mental states affect the construction of our personal image and how we present ourselves to others.
From my experience, I have observed how certain social dynamics promote the idea of emotional control and constant adaptation to external expectations. This has led me to explore the contrast between visible and hidden emotions, and between what is shown and repressed. Within this framework, I examine the contrast between visible and contained emotion, taking theoretical references related to the friction between what appears and what remains latent in embodied experience (Merleau-Ponty), the hidden or repressed shadow (Jung) and the transparency mandate that devalues reserve (Byung-Chul Han) as a starting point.
In series such as Self-Portraits (2025), my image is transformed into multiple or fragmented figures, where elements such as birds or bodies emerge from the head, and foreign images represents me; symbols that suggest transit, thought, or overflow. Through them, I seek to materialize constantly changing emotional state and to question the stability of identity.
My work revolves around the concept of characters as extensions of the same subjectivity. I conceive of them as companions or mediators that facilitate dialogue with fear, vulnerability or inner violence. These figures serve as analytical tools and also as a means of distancing: an attempt to understand —rather than represent— my own emotional processes.
Anne Dufourmantelle points out that gentleness is not a sign of weakness, but a strength that fosters connection and openness with others. From this perspective, I am interested in the tension between tenderness and chaos, and between the need for restraint and the impulse to overflow. In my work, this duality is visually expressed through combinations of contrasting materials and techniques: soft versus intense, controlled versus spontaneous, serious versus playful. Thus, my work proposes a space for reflection on how we inhabit our bodies and emotions, and how these are reflected in our way to exist and create.
POSTURA CRÍTICA
Mi práctica artística parte del interés por los mecanismos emocionales y simbólicos que configuran la identidad y las formas de relacionarnos con nosotros mismos y con lo invisible. A través del dibujo digital, el collage, la impresión en linóleo, la mono impresión, el dibujo y la pintura (principalmente en acrílico y acuarela), investigo cómo las emociones y los estados mentales influyen en la construcción de la imagen personal y en la manera en que nos presentamos ante los demás.
Desde mi experiencia, he observado cómo ciertas dinámicas sociales promueven la idea de control emocional y de adecuación constante a expectativas externas. Este interés me ha llevado a explorar el contraste entre las emociones visibles y las que permanecen ocultas, entre lo que se muestra y lo que se reprime, entre la individualidad y lo genérico. Desde ese marco, exploro este contraste, tomando como punto de partida referencias teóricas relacionadas con la fricción entre lo que aparece y lo que queda latente en la experiencia encarnada (Merleau-Ponty ), la sombra que se oculta o reprime (Jung) y el mandato de transparencia que desvaloriza la reserva (Byung-Chul Han).
En series como Autorretratos (2025), mi imagen se transforma en figuras múltiples o fragmentadas, donde elementos como pájaros o cuerpos emergen de la cabeza, e imágenes ajenas me representan, símbolos estos que sugieren tránsito, pensamiento o desborde. A través de ellos busco materializar estados emocionales en constante cambio y cuestionar la estabilidad de la identidad.
Mi obra se articula en torno a la idea de los personajes como extensiones de una misma subjetividad; los concibo como acompañantes o mediadores que permiten dialogar con el miedo, la vulnerabilidad o la violencia interior. Estas figuras funcionan como dispositivos de análisis y también como una forma de distanciamiento: un intento de comprender (más que representar) mis propios procesos emocionales.
Anne Dufourmantelle señala que la dulzura no es una forma de debilidad, sino una fuerza que posibilita el encuentro y la apertura hacia el otro. Desde esa perspectiva, me interesa la tensión entre ternura y caos; entre la necesidad de contención y el impulso de desborde. En mis piezas, esa dualidad se traduce visualmente en combinaciones de materiales y técnicas que contrastan lo suave con lo intenso, lo controlado con lo espontáneo, lo serio con el juego. Mi trabajo propone así un espacio de observación sobre cómo habitamos nuestro cuerpo y nuestras emociones y cómo estas se reflejan en nuestra manera de existir y crear.
